8 mar 2012

Desventuras de una Magical Girl de palo - Capítulo 1: El cristal que comenzó una revolución. (1ª Parte)


El despertador sonó , como cada día , a las ocho y media.

- Uhhh... - suspiró Vahn , levantándose casi sin ganas.

Su existencia era un desfile de monotonía. De casa al trabajo , del trabajo a casa , y luego por la tarde a dedicarse a cualquier insulso entretenimiento. Ésa era la vida de Vahn , de veinticuatro años , un joven normal de una ciudad de la que ahora no recuerdo el nombre. Je...serán cosas de la edad.

Ya más despejado y a medio vestir , Vahn alargó la mano para coger una camiseta de los cajones de su armario.

- Dioses...hace eones que no me pongo esta camiseta. -

La prenda en cuestión , una camiseta negra de manga larga con el Kanji "Dragón" estampado en naranja en el centro , le trajo a la mente muchos recuerdos.

- Fue justo después del final... La verdad es que se montó una buena fiesta. -

Al extender la camiseta para verla mejor , se percató de que algo se había caído de entre la tela. Una fotografía y un colgante.

- ¿Pero qué...? - acertó a decir , mientras se agachaba a recoger ambas cosas.

En la fotografía se podía ver a una hermosa joven pelirroja de ojos verde esmeralda , con su larga melena recogida en una trenza hasta la mitad de la espalda. Iba vestida con una especie de armadura que dejaba bastante poco a la imaginación , y en sus manos sostenía una pequeña criatura que parecía un gato , aunque más pequeño y redondo. Sobre su pálido pecho brillaba un collar con un refulgente cristal azul , idéntico al que tenía él en sus manos. Sonreía alegre , como si su rostro fuese un brillante faro que irradiaba felicidad.

- Vaya... Así que al final me quedé con una. - murmuró Vahn. - Tenía la impresión de que me había deshecho de todas aquellas fotos. -
Dejó la fotografía y el colgante en la cama , y se puso la camiseta , no sin algo de esfuerzo.

- Me he descuidado mucho este último año. A este paso me voy a tener que vestir con un saco de patatas. - pensó.

Sin más dilación , terminó de vestirse y asearse , y agarró su mochila , dispuesto a salir para enfrentarse a un nuevo día. Ni siquiera reparó en los pequeños ojillos que le observaban desde la esquina del salón.

- Qué cabronazo eres , ya ni saludas a un colega. - dijo una vocecilla.

- ¿Quién cojones ha dicho eso ? - preguntó Vahn , sobresaltado. Era imposible que fuese su hermano; Khren todavía estaba durmiendo y lo haría durante algunas horas más. Y , hasta donde él sabía , su gata aún no había aprendido a hablar.

- Estoy aquí , ¿Es que estás ciego? - fue la respuesta que obtuvo.

Vahn , dándose cuenta súbitamente de algo , se acercó a la fuente de aquella voz. En la esquina del salón , debajo de una mesita , se hallaba un ser que parecía un peluche redondo y rechoncho , con ciertos rasgos felinos.

- Menos mal , ya pensé que te iba a tener que morder la cabeza. - masculló la criatura , con sorna.

- No...no...no no no no... - El joven no daba crédito a sus ojos. - No puedes ser Yomi. ¡Otra vez no! -

La expresión del "gato" se tornó aún más burlona - ¡Eh , cálmate! ¿Así es como recibes a un viejo amigo? -

- ¿¡Quieres bajar la voz!? Vas a despertar a mi hermano , y entonces estaremos jodidos de verdad. -

- Bueno , vale , tampoco te pongas así. Llévame a tu habitación , anda , que aquí hace un frío que me estoy quedando pelao. -

Vahn soltó un bufido de resignación. Con Yomi no valía razonar , argumentar , ni nada. La primera vez que apareció , fue para decirle algo que le cambiaría la vida.

Y su presencia ahora , siete años después , no parecía presagiar que venía sólo para charlar.

(Continúa en la segunda parte.)

2 comentarios:

Lori dijo...

Es lo más original y divertido que leí en mucho tiempo! sigue así, espero con ansias el próximo capítulo :D

Exor dijo...

¡Gracias! Es la continuación de la historia original de "hace siete años" que escribí hace una eternidad. Precisamente el otro día hablando contigo sobre cómo había perdido la "chispa" y la "inocencia" escribiendo se me ocurrió buscarla. Y ahí estaba , pidiendo a gritos que la continuase , aunque estaba acabada. ¡Claro que la seguiré!