- Debéis calmaros , Alteza. - Las palabras de Arlekh sonaron más como una advertencia que como una recomendación.
- ¿Calmarme? ¿Cómo voy a calmarme? ¡Hay una bastarda que reclama el Imperio! ¡MI IMPERIO! -
Arkhellia estaba fuera de sí. Su cabellera , otrora de un color negro azabache , cada vez mostraba más destellos argénteos , señal inconfundible de que poco a poco estaba sucumbiendo a la maldición de su linaje.
- Me da igual lo que todo el mundo diga. Esa sucia mestiza no es mi hermana. -
- Alteza , comprendo vuestro enojo , pero Aria es hija de Zharn...al igual que vos. - respondió el enviado , titubeante.
La Keth'Nar fulminó al mensajero con la mirada.
- Me da igual con qué clase de puta humana se acostó mi padre. Yo , y sólo yo soy la legítima heredera de este maldito Imperio. ¿Con qué derecho me envía a emisarios exigiéndome que renuncie a lo que es mío? -
- El pueblo de Arh'Nathrinn está de su parte. Cien mil Cabalistas , quizá más. En cambio , vos , ¿Qué tenéis? -
El tono de voz del mensajero había adoptado un matiz burlón.
- No sois más que la Emperatriz de un Imperio en ruinas. Si no lo entregáis a vuestra hermana , la Coalición terminará por destruiros. -
Aquellas palabras supusieron el final de la conversación. Sin dar tiempo a reaccionar al humano , Arkhellia desenfundó su hoja , y de un tajo lo decapitó. El resto de la comitiva que le acompañaba ahogó un grito , temerosos de ser los siguientes.
- ¿Qué tengo? - respondió ella , observando desapasionadamete al cadáver. Retrocedió unos pasos , y se sentó en su trono.
- Tengo valor. El valor que no tuvo mi padre para expulsar a los invasores de nuestro hogar ancestral. Tengo lealtad. Lealtad a mis ancestros , y a mis hermanos Keth'Nar. Pero sobre todo...tengo poder. Un poder como el que este mundo no ha visto desde los tiempos de mi antepasado , el Emperador Vahn Stroud. -
Limpió la sangre de su arma en un jirón de tela que colgaba de la pared. En otros tiempos , fue un estandarte que pendía orgulloso al lado del Trono Alado , en el Salón Central de la Fortaleza de la Cábala. Hoy no era más que un trapo.
- Decid esto a quien os envía. Arkhellia Stroud no hinca la rodilla ante nadie. Juro por los Ancestrales que todo aquel que habite estas tierras y no me rinda pleitesía , será exterminado. En cuanto a mi hermana...decidle que estoy deseosa de encontrarme con ella en la batalla...si es que tiene el valor de enfrentarse a mí cara a cara. -
Los mensajeros hicieron una reverencia precipitada y escaparon a toda prisa de allí , incapaces de tentar a la suerte ni un momento más.
- Alteza... -
- ¿Sí...Arlekh? -
- Habéis hablado como una auténtica Emperatriz de Iyanna. Y he conocido a muchas. -
El semblante de Arkhellia se tornó dubitativo. Arlekh. ¿Realmente era él?
En su juventud , su padre le contó historias sobre el legendario Señor del Conocimiento Arlekh Barakhar , nieto del Primer Emperador Raishek , quien era nada menos que uno de los Ancestrales a los que veneraba su raza. En esas historias , se decía que Arlekh había sido el tutor de todos los Emperadores y Emperatrices que había tenido el Imperio , y que su intervención en asuntos del Imperio había sido vital durante muchos años , hasta su misteriosa desaparición durante la Guerra de las Alas Cortadas , cuando ella tan sólo era una niña. Su reaparición junto al grupo de mensajeros traidores no hacía más que añadir misterio a todo aquel asunto.
¿Se trataría del auténtico Arlekh , o tan sólo era un impostor?
- Erudito. Si de verdad eres quien dices ser , me gustaría que me proporcionases alguna prueba. -
- Por supuesto. ¿Qué me pediríais , Alteza? -
Desenfundando su arma , se la tendió al anciano. Casi esperó que la Adamantina Oscura le quemase las manos desnudas , pero quedó bastante sorprendida al ver que éste no sufría ningún daño.
- ¿Sorprendida , Alteza? -
- Ni mucho menos. Podrías ser uno de esos bastardos medio Keth'Nar que tanto abundaban en los tiempos de mi padre. -
- Ah , pero eso es lo que soy , en esencia. Un mestizo , sí , pero hijo de seres como los que ya no hay en este mundo...a excepción de su encantadora descendiente , claro está. -
- Déjate de lisonjas. Quiero que me digas de quién es este arma. Quién la forjó , quién dio forma a la Adamantina Oscura. -
Arlekh pasó la mano por el arma. El filo seguía brillante como el día en que se forjó , y su superficie era suave y fría. Más que reflejar la luz , parecía absorberla.
- Pesarosos son los orígenes de esta hoja , Alteza. Vuestra abuela , la Emperatriz Nhia la Valerosa , la forjó con sus propias manos , a partir de una de las plumas de su padre muerto. -
- ¿Qué? ¿Qué estás diciendo? - Arkhellia se sintió sorprendida. Sabía que aquél arma había pertenecido a su abuela...y esa era la respuesta que buscaba. Pero la curiosidad le picaba , y deseaba saber cómo acababa aquella historia.
- Ah...yo estuve allí. Una hoja fabricada a partir del ala de un semidiós , forjada en los fuegos del sacrificio , y templada con las lágrimas de una hija fiel. ¿Sabéis cómo se llama este arma , mi Emperatriz? -
- Lo ignoro. - A pesar de sus recelos , la Keth'Nar estaba cautivada por las palabras del anciano. No parecía estar mintiendo.
- Su nombre es "Nyleth". -
- Odio... - susurró Arkhellia.
- Sí , odio... Odio hacia los dioses. Dioses que permitieron que el sacrificio del Emperador Vahn fuera en vano. Pero hay más. Existía otra hoja , gemela de la que tengo ahora en mi mano. -
Arlekh se acercó al trono , y tras devolver el arma a su dueña , continuó hablando.
- "Korai". -
- ¿Amor? ¿Quién llamaría así a un arma? - preguntó Arkhellia.
- Esa hoja fue forjada también a partir de una de las alas de Vahn...pero fue su otra hija quien la hizo. -
- Iressa. La Voz de Iyanna. No hay nadie en este continente que no haya oído hablar de ella. -
- Exacto. Llamó así al arma por el amor que su padre sintió hacia ellas , hacia su esposa , y hacia su Imperio. Lo sacrificó todo por él. Por ellas. -
- ¿Y dónde se encuentra ahora esa hoja? -
- Nadie lo sabe. Iressa tuvo varios hijos. Lo más probable es que alguno de ellos la heredase. -
Arkhellia se levantó lentamente del trono.
- Debemos encontrarla. -
- ¿Alteza? No entiendo... -
- Ya que el arma tradicional de mi familia se perdió para siempre en la guerra , es necesario que encuentre la hoja hermana de la que tengo. Con ellas en mi poder , marcharé a la batalla , llevando la ira de mis antepasados a todos los traidores que nos dieron la espalda. -
- Ya veo. En ese caso , permitidme que os diga algo. -
- ¿De qué se trata? -
- Esa chica que estaba aquí con vos , cuando llegué con los mensajeros...la de las alas rotas... -
- ¿Lannia? ¿Qué pasa con ella? -
- Diría que ella tiene muchas respuestas a preguntas que os estáis haciendo ahora mismo. -
- ¿Qué? ¿Qué quieres decir? -
- No me iréis a decir que no os habéis fijado. -
- ¿Fijarme? ¿En qué tendría que fijarme? -
- Cuando llegué , pensé que se trataba de un error. Desvaríos propios de mi edad. Pero es obvio. Os parecéis tanto... -
Arlekh se sacudió la túnica.
- Creo que Lannia es la última descendiente viva de Iressa Stroud. -
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Yo que sé , ayer soñé con esta escena , y tenía que escribirla. Tenía que hacerlo.
~ Exor
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