26 abr 2012

Desventuras de una Magical Girl de palo - Capítulo 5: Lucha interminable. (3ª parte)

No era la primera vez que Nakuru visitaba el Velo , pero la visión de aquél lugar de ensueño siempre la había maravillado. Todo aparecía envuelto en una bruma sobrenatural , y sus habitantes eran completamente distintos a cualquier tipo de persona que hubiera conocido en su mundo.

- Tenemos que ir al encuentro de Dysaia. A esa no le gusta que le hagan esperar. - masculló Yomi.

Una mujer encapuchada se les acercó.

- Es una sirviente de los Celestiales. - susurró Yomi.

- Por favor , seguidme. La Maestra Dysaia espera. -

Siguieron a la mujer a través de los enrevesados caminos que recorrían aquella parte del Velo. Era bastante habladora , dado que no dejó de hacer preguntas durante todo el trayecto.

- ¿Es verdad que vienes para que Dysaia te entrene? ¡Es un gran honor! -

- Eh...sí... Más o menos vengo para eso. - acertó a responder Nakuru.

- ¿Y también es verdad que ya fuiste Guardiana una vez? Porque , la verdad , y sin ánimo de ofender , te veo algo mayor de lo que suele ser común. -

- Sí. Eh , ¡un momento! ¿Qué es eso de "demasiado mayor"? -

Yomi soltó una carcajada.

- Acabas de hablar como una princesita vanidosa , Nakuru. -

La joven enrojeció de furia , y trató de agarrar a la pequeña criatura.

- ¿Princesita vanidosa? ¡Ven aquí , cabronazo! ¡Como te agarre , te destruyo! -

La encapuchada dejó escapar una risilla. Sin duda le debía estar pareciendo bastante cómico el espectáculo que estaba dando Nakuru corriendo detrás de Yomi , que se trataba de disculpar sin mucho éxito. Pronto se cansó de perseguirlo , y volvió a caminar junto a la misteriosa mujer.

- ¿Y tú quién eres? - preguntó Nakuru.

- Sólo una sierva. Mi nombre no tiene importancia. -

- Qué extraño... - pensó Nakuru. - Juraría que he sentido algo raro en ella... -

Al poco tiempo , llegaron ante un inmenso palacio , que se erguía orgulloso sobre el resto de la "ciudad".

- Hemos llegado. El Palacio de los Celestiales. - anunció la encapuchada con solemnidad.

- Gracias. - dijo Yomi. - Démonos prisa , Dysaia está esperando. - añadió.

Por un momento , Nakuru hubiera jurado que la encapuchada sonreía.


----------------------------------------------------------------------------

Después de pasar por interminables pasillos , un mayordomo les indicó que esperasen en una gran sala completamente vacía.

- Esperen allí , por favor. La Maestra no tardará en llegar. - fue lo único que dijo , señalando el otro extremo de la sala.

- ¿Para qué querrán una sala tan grande? - preguntó Nakuru.

- ¿No te lo has imaginado ya? Van a probarte aquí. - contestó Yomi.

- Tiene lógica. - pensó ella. No había nada en la estancia , salvo unas antorchas en las paredes que brillaban con una luz mortecina y blanca , y el tamaño de la misma podría ser fácilmente de unos quinientos metros cuadrados. No pasó mucho tiempo antes de que la puerta se abriera de nuevo. Por ella entró una mujer de porte regio y noble. Su armadura brillaba bajo la rutilante luz de las antorchas , y su larguísima cabellera roja cubría su espalda , a excepción de dos mechones que le caían sobre el pecho. En el cinturón llevaba ceñida una espada larga , y en su brazo izquierdo llevaba un ornamentado escudo.

- Dysaia... - musitó Yomi.

Detrás de ella iban dos mujeres más. Una iba vestida con una sencilla túnica blanca , y llevaba su pelo azabache recogido en cinco trenzas idénticas. En las manos llevaba un bastón blanco como el alabastro , que se iba fragmentando poco a poco hasta terminar en una espiral con cinco puntas. No obstante , su rostro era lo más llamativo , puesto que iba maquillada de una forma realmente extraña. Por toda su cara había dibujadas multitud de formas abstractas , que parecían envolverla como si fuesen llamas , viento , agua , y tierra. En cuanto a la otra , Nakuru pudo observar que iba todavía menos cubierta que ella. Llevaba una cinta en la cabeza , con la que mantenía recogido su pelo cobrizo , y por toda armadura llevaba unas grebas , un faldón de piel , y un top también de piel. A la espalda llevaba un descomunal espadón hecho de un metal que Nakuru no había visto en su vida.

- Saludos , dos veces Guardiana. - dijo Dysaia.

Nakuru se acercó , dudando.

- Saludos...eh...¿Alteza? -

La mujer del espadón soltó una estruendosa carcajada.

- Mírala , ¡Cree que Dysaia es una reina o algo así! - añadió , sin parar de reir.

- Silencio , Vanna. - La voz de Dysaia era fría , cargada de autoridad. Su acompañante se calló de inmediato.

- Llámame "Maestra" , en futuras ocasiones , niña. - continuó , dirigiéndose a Nakuru. - ¿Sabes por qué estás aquí? -

El rostro de Nakuru se llenó de valentía y decisión.

- Si. Voy a matar al Malefactor. -

Vanna estalló en risotadas , y la mujer de la túnica sacudió la cabeza.

- Pobrecilla...¡piensa que ya lo sabe todo! - dijo Vanna entre risas.

- No. - fue la respuesta de Dysaia. - Estás aquí porque NO PUEDES matar al Malefactor. De lo contrario , estarías haciéndolo ahora mismo , ¿No crees? -

- ¡Ya vencí a uno! - protestó Nakuru. - ¿Qué es lo que va a ser tan diferente con este? -

- Sí , lo venciste...pero no lo mataste. Nosotras , en cambio , sí. -

Tras decir aquello , Vanna y la otra mujer se situaron a ambos lados de Dysaia.

- Te enfrentarás a Ulwha y a Vanna , y si las vences , yo misma comprobaré si eres digna. -

- Esto no me gusta... - susurró Yomi. - Se dice que Vanna tiene una fuerza descomunal , que despedazaba a los Demonios con sus propias manos más que con su arma. -

- Ah , qué tranquilizador. - espetó Nakuru. - Y esa...¿Ulwha? -

- Ulwha no era una Guardiana al uso. Nunca tuvo capacidades para el combate , pero era una hechicera sin parangón. Viene de un mundo donde la magia es fuerte , y la leyenda dice que jamás un Demonio llegó a tocarla en combate. -

- Ah...perfecto. - masculló Nakuru.

- ¿Y bien? ¿A cuál de las dos te enfrentarás primero , Guardiana de la Justicia? -

Tras unos momentos meditando , tuvo muy claro cual sería su elección.

- Vanna. Lucharé contra Vanna. -

- Sea , pues. Que los Celestiales os sean propicios a las dos. -

Vanna se adelantó , desenfundando su colosal arma. Dada su estatura , cualquiera hubiera imaginado que hubiera sido difícil de sostener , pero para la sorpresa de Nakuru , su oponente empuñó la hoja con una sola mano.

- Hace mucho que no tengo un combate de verdad. ¡No me defraudes , niña! -

Nakuru apenas tuvo tiempo de parpadear antes de que el descomunal filo pasase silbando a pocos centímetros de ella.


(Continúa en la cuarta parte)

No hay comentarios: