Volviendo a casa

La fresca brisa nocturna acaricia mis mejillas. Ha sido una buena fiesta.

Con paso lento , pero decidido , pongo rumbo a mi hogar. O , al menos , a lo que yo llamo hogar.

Las calles están vacías , casi muertas. Parecen un vacuo escenario desprovisto de vida alguna.

Hasta que sale al paso un individuo de dudosa condición.

"Eh , tío , ¿Me das un cigarro?" pregunta él , con una cara que no oculta sus intenciones. Pretende robarme. Lo siento , mala víctima has ido a elegir.

"Que no te engañe ni la hora en la que estamos , ni mi aspecto. No tengo nada que darte" , le contesto.

"No me entiendes , vacía los bolsillos o te rajo" me espeta él , con una visible impaciencia por conseguir algo de dinero con el que pagarse su próximo paquete de tabaco. Ah , estos jóvenes perdidos y mal guiados.

"¿Me estás amenazando , escoria?" respondo , al tiempo que llevo mi mano al bolsillo.

"¿Qué pasa , que no entiendes lo que digo? ¿Estás borracho o qué , gilipollas? ¡Que me des la pasta!" grita , ya exasperado , viendo que su "presa fácil" se desvanece por momentos.

"¿Borracho , yo? No , no estoy borracho. Pero tú ya estás muerto."

Un destello de fría plata relampaguea en la oscuridad. Acero contra carne. Puro arte sangriento en acción , con un filo por pincel , y un desdichado atracador como lienzo.

Me marcho , sigo mi camino. Dioses , qué sueño tengo. Anhelo dormir.

Dos calles más atrás , un pokero(*) sujeta incrédulo su brazo , que sangra copiosamente.

Quizá esa noche debió quedarse en su casa. Suponiendo que tenga una.

Volviendo a casa. Estas cosas sólo ocurren cuando uno vuelve a casa.

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(*): Un pokero es el epítome de la escoria juvenil española , a grandes rasgos. Conocidos también como "Canis" , "Bakalas" , o "Kinkis" , si es que todavía alguien los llama así.

~ Exor